Instrucciones de alta: Uso de halo y corsé ortopédico
Usted se irá a su casa con un halo y un corsé ortopédico. Este dispositivo se utiliza para evitar que la cabeza y el cuello se muevan después de una fractura o una cirugía de cuello. El dispositivo tiene tres partes:
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Un corsé que se coloca en el pecho
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Un anillo de metal ligero, o halo, que se sujeta a la cabeza con cuatro clavos
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Cuatro varillas que salen del corsé y se unen al anillo
La función del halo para el cuello es la misma que la de un yeso para un brazo fracturado. El uso de un halo y corsé ortopédico le permiten irse a su casa para sanar y poder moverse. No es necesario que permanezca en la cama ni en el hospital mientras su cuello sana. Acostumbrarse al halo y el corsé ortopédico lleva tiempo. Pero se acostumbrará. Usará el dispositivo durante aproximadamente 12 semanas. Esto es lo que debe saber sobre los cuidados en el hogar.
Cuidado de la piel y del cabello
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La piel alrededor de los clavos debe limpiarse una o dos veces al día. Moje un hisopo de algodón o una bolita de algodón con agua y jabón para limpiar alrededor del clavo, o use la solución de limpieza recomendada por su proveedor de atención médica. Use un hisopo limpio cada vez. Evite volver a mojarlo en las soluciones de limpieza.
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No use cremas, lociones ni antisépticos a menos que su proveedor le diga que puede hacerlo.
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Revise la piel debajo del corsé ortopédico todos los días para ver si hay posibles desgarros de la piel o llagas por presión (úlceras). Lo más probable es que esas úlceras por presión aparezcan sobre los hombros. Generalmente, esto lo hace alguien que pasa la mano debajo del corsé mientras usted está acostado. No use jabón, loción ni talco debajo del corsé. Esos productos pueden irritarle la piel.
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Pídale a un amigo o familiar que le ayude a lavarse el cabello. Use un jabón suave.
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No se tiña el cabello ni use aerosoles para el cabello.
El corsé
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Báñese en una tina de baño. Pero mantenga el nivel de agua por debajo del corsé. No moje el corsé ortopédico.
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Use una camiseta de algodón debajo del corsé para prevenir la irritación.
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Sobre el halo, use camisas que tengan botones en la parte delantera. Deben ser uno o dos talles más de lo que usa habitualmente. Así se pueden colocar sobre el corsé.
Actividad
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Manténgase activo, pero tenga criterio. No ande en bicicleta ni en patineta. Su equilibrio estará alterado.
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Es muy importante que, mientras use el halo, evite las caídas, porque una caída podría desprender los tornillos craneales y lesionarle el cuello.
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Inclínese un poco al atravesar puertas.
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Colóquese de espaldas al asiento e inclínese con cuidado para subirse a un automóvil. Le costará subir y bajar de automóviles pequeños .
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No salte, corra ni levante nada que pese más de 10 libras (5 libras para los niños).
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Evite las multitudes o lugares en los que podría chocarse con otras personas o ser empujado.
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Suspenda cualquier actividad que le haga doler el cuello.
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Duerma en cualquier posición que le resulte cómoda.
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Recuerde tener cuidado al levantarse de la cama. Ruede hasta el borde de la cama. Baje las piernas al suelo y levante la parte superior del cuerpo lentamente apoyándose en el brazo.
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Pregúntele a su proveedor de atención médica cuándo puede volver a trabajar. Tal vez no pueda trabajar mientras use el halo y el corsé ortopédico.
Atención de seguimiento
Haga un seguimiento con su proveedor de atención médica según se lo indiquen.
Cuándo comunicarse con su proveedor de atención médica
Comuníquese con su proveedor o busque atención médica de inmediato si:
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Tiene dolor de cuello que antes no tenía.
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Tiene dolor, enrojecimiento, hinchazón o secreción de color verde o amarillo en los lugares de inserción de los clavos.
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Los clavos se mueven o desplazan, o la piel alrededor de los lugares de inserción de los clavos está abierta.
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Su halo o alguna parte del halo está suelta o si escucha ruidos de clics provenientes del dispositivo.
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Puede asentir con la cabeza o mover la cabeza excesivamente.
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Tiene dolor intenso en la espalda o el cuello .
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Cree que tiene una úlcera por presión.
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Tiene moretones e hinchazón en el cuello o la espalda.
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Tiene hormigueo o entumecimiento en los brazos o las piernas.
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Tiene dificultad para controlar los intestinos o la vejiga.
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Pierde la sensibilidad o el movimiento en los brazos o las piernas.
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Tiene fiebre de 100,4 °F (38 °C) o más, o según lo indicado por su proveedor.
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Tiene escalofríos con temblores.
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